Los vuelos no son su única afición o entretenmiento. También se dedica a otras actividades: “hago la compra, porque mi mujer tiene pavor a conducir, ayudo a mis hijos a cuidar de mis nietos cuando ellos están ocupados por el trabajo y, de vez en cuando, me meto en la cocina. Soy un cocinillas”.
Su plato estrella es el tallín, que aprendió a hacer en su juventud en Sidi Ifni. “Todos los 25 de diciembre me tiro 7 horas en la cocina, porque preparo un tallín para 15 personas”.
Reconoce que ha tenido una buena vida. “He sido muy feliz. Solo he tenido un momento malo, cuando hace 8 años mi hija mayor falleció a los 48 años de un aneurisma. Pero todo lo demás ha ido muy bien. He tenido la suerte de trabajar en aquello que me gustaba”, explica sin darle importancia al cáncer de médula que tiene y para el que ha recibido tratamiento de quimioterapia hasta hace poco, o el de piel, o la operación de arterias coronarias por la que tuvo que pasar. “A pesar de todo esto o de la diálisis, tengo calidad de vida. Me cuido, soy muy metódico con la dieta, algo necesario para mi llevar mejor la diálisis”.
Cuando se le pregunta por una recomendación para las personas que acaban de ser diagnosticadas de enfermedad renal crónica o que tienen que empezar a dializarse, recuerda una frase que le dijo un médico: “José disfruta de lo que tienes”. E insiste en que "es importante que las personas que reciban este diagnóstico asimilen lo que les pasa, y que vivan felices con lo que tienen. Yo lo he llevado a rajatabla, y no me va mal. Sé que no voy a estar aquí toda la vida, tengo una edad, pero quiero disfrutarla mientras pueda. Quiero compartir con mis nietos el tiempo que tenga y disfrutar con ellos, con mi mujer y con mis hijos”.